El trabajo de Jesús Alberto Mederos nace de una pasión por su ciudad, el amor al arte y lo más importante, su vocación por ayudar a los demás. “Todos vivimos en el planeta. Todos vivimos en la misma casa. Es por eso que [devolver algo a alguien] es importante” dice Mederos.
Inculcado con un amor por el arte desde muy joven por su madre y su abuela, ambas son profesoras de arte, Mederos desarrolló su propio estilo mientras asistía a La Escuela Nacional de Arte en La Habana, Cuba antes de conseguir una beca para estudiar en París. Pasó tiempo en el extranjero trabajando con otros artistas en Francia, Italia y Bélgica, y eso ayudó a Mederos a cultivar un estilo al que él se refiere como “realismo mágico”.
A través de su trabajo, ha recibido numerosos reconocimientos, incluido el Premio FIART en 1993, Segundo Lugar de Ilustración por su obra “Décimo Mural” por el Naborí House Provincial Festival of Peasant Traditions en 1999, y el prestigioso premio de Naciones Unidas por su obra "Aún estamos a Tiempo" en 1999.
Después de regresar a Cuba, Mederos comenzó a contribuir con su estilo distintivo en su ciudad natal de Matanzas; embelleciendo y reflexionando sobre la vibrante ciudad conocida con cariño como “La Atenas de Cuba”. Explorar Matanzas revela un recorrido por la galería del afecto de Mederos por esa ciudad y su compromiso con su patrimonio. El arte que adorna a Matanzas sirve como carta abierta entre Mederos y la comunidad. “Si lo he hecho en otros países, ¿por qué no puedo hacerlo en mi propio país? Eso para mí, es la base de todo” dice Mederos.
El deseo de ayudar a otros siempre ha sido un hilo conductor en la carrera de Mederos. Cada semana, Mederos alberga tres proyectos en su estudio que combinan su pasión por el arte y filantropía. En cada proyecto, Mederos utiliza el arte como una forma de ayudar a los niños y a los adultos a que se conecten a un nivel más profundo con el mundo y les da una nueva forma de expresarse.
“Es un sueño hecho realidad. Trabajar con niños con discapacidad física, con niños que tienen cáncer, con niños que tienen síndrome de Down (leve), con niños que también tienen problemas con conductas de trastorno ... moldear, dar forma, entrenar e integrarles en la sociedad... para que puedan hacer algo hermoso con sus vidas” dice Mederos.
Mientras Mederos continúa apostando por su comunidad local en primer lugar, también encuentra otras salidas para su filantropía en América Central y del Sur, donde promueve diversos proyectos que conectan a la juventud con el poder del arte. Cuando se le preguntó acerca de su visión sobre estos proyectos en el futuro Mederos dice simplemente: “Quiero tatuar a Matanza con las obras de arte de todos estos niños”.